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No soy politólogo, ni sociólogo, ni historiador, ni crítico literario, ni músico. Aunque les confieso que me gustaría ser algo de todo lo que mencione. Si puedo decir que soy escritor y quizás a través de mis palabras pueda de algún modo aproximarme a lo que no soy.

2 ene 2011

MEMORIAS DE UN SOÑADOR: Ficcionalizando los recuerdos o recordando lo imaginado?

Revisando viejos cuadernos encontré una introducción a textos que escribí en mi adolescencia, en los años 1987 y 1988. Ya por entonces intentaba dejar un registro de lo que me pasaba y de lo que acontecía a mi alrededor y en el país. Pero no todo era una lineal descripción del presente. También hacía uso de la memoria para recordar mis primeros años escolares y hasta me animaba a pensar en el futuro, tratando de proyectarme a tiempos que habrían de venir. Escribí en esa introducción: "Pienso que voy hacer cuando sea un poco más grande, no sé porqué, pero conseguir la respuesta se me dificulta. Qué economista, periodista o escritor. Las tres profesiones me agradan pero cuando me pongo a pensar veo que la situación es difícil. ¿Porqué la economía? Tal vez porque sea la que con mejores perspectivas se me presenta: me gustan las matemáticas; también recuerdo que en una oportunidad mi padre me preguntó que carrera iba a seguir y yo le dije que la misma que mi primo Ricardo: Ciencias económicas. Mi padre me dijo que estaba de acuerdo, que era la mejor que pude haber elegido". Seguramente en ese razonamiento pesó mucho la idealización que había elaborado de mi primo: "Ricardo era como un ídolo para mí. Yo trataba de seguir sus pasos. Él había ido a la escuela n°32 de San Francisco Solano, como yo, y luego hizo la secundaria en el colegio Don Luis Piedrabuena, donde yo estoy concurriendo. Después fue a la facultad de ciencias económicas". Otra de las profesiones que consideraba por aquel entonces era el periodismo, pero al parecer aun no terminaba de constituirse como una alternativa con peso propio: "¿Periodismo? No sé. Puede ser por su vinculación con las letras. ¿Y el ser escritor? La verdad es que yo no nací con alma de literato. Pero mi maestra de séptimo grado influyó en esa idea. Graciela Legnani era su nombre. Todo empezó cuando pidió que escribiesemos un cuento a partir de tres posibles títulos que ella nos dió. Así fue cómo cuando había que escribir comenzé a destacarme sobre la mayoría, aunque debo reconocer que había chicos muy buenos como escritores. Hace poco reuní mis escritos en una especie de libro al que titulé "La montaña de cristal y otros cuentos", pero jamás lo llevé a ninguna imprenta ni nada por el estilo. Y ahora estoy escribiendo esto, tratando de encontrarme como escritor y calificándome como un soñador. Quizás no soy ni seré un escritor pero si soy y seré un soñador. Siempre soñando en lo que seré, en el futuro de mi país y del planeta". CONTINUA