BIENVENIDOS

No soy politólogo, ni sociólogo, ni historiador, ni crítico literario, ni músico. Aunque les confieso que me gustaría ser algo de todo lo que mencione. Si puedo decir que soy escritor y quizás a través de mis palabras pueda de algún modo aproximarme a lo que no soy.

4 nov 2011

40 años, y un final cada vez más cercano.

Comenzaba a preocuparme el hecho de que no se me ocurriera de qué escribir. El acto de escribir, ya lo he escrito otras veces, resulta parte esencial de mi terapia emocional, de mis mecanismos de defensa, de mi proceso indagatorio que me lleve a saber, en definitiva quien fui y quien soy, con la esperanza de tener respuestas en la incertidumbre de los tiempos por venir. / En pocas horas cumpliré 40 años de vida. No todos los días ocurre un hecho similar. A decir verdad, ocurre una sola vez, aunque luego, por espacio de un año entero, podamos decir que tenemos 40. ¿Equivale a poco o mucho cumplir 40 años? Como en casi todo, la respuesta dependerá de la subjetividad de cada uno, de sus vivencias y las lecturas que haga de las épocas presente y futura. Algunos quizá consideren que todavía estan lejos de un tiempo de madurez y continuen encarando la existencia como si tuviesen 20 años. Otros interpretaran que estan en la etapa ideal, a medio camino, donde la madurez alcanzada les permite mostrarse como personas equilibradas, sólidas, seguras de sí mismas. Y otros sentiran que entran en tiempos turbulentos, de crisis personal, en donde nos encaminamos, cada día que pasa, a un final más cercano. De cómo cada persona interprete la significación de la muerte, en cada etapa de su vida, dependerá en gran medida su actitud frente a la vida. / Uno intenta ser una persona madura, equilibrada y optimista. Pero la existencia humana sufre el constante ataque de duros golpes que te hacen vulnerable, que te enferman y enloquecen. A medida que vemos crecer a nuestros hijos nos enteramos de la muerte de seres que fueron nuestros ídolos cuando éramos pibes y de nuestros padres y tíos. Llegará el día inevitable de la partida de nuestra generación y serán nuestros hijos los que queden desolados, abrazando a nuestros nietos.