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No soy politólogo, ni sociólogo, ni historiador, ni crítico literario, ni músico. Aunque les confieso que me gustaría ser algo de todo lo que mencione. Si puedo decir que soy escritor y quizás a través de mis palabras pueda de algún modo aproximarme a lo que no soy.
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30 dic 2011

SECRETOS PELIGROSOS. A modo de introducción

Todos tenemos uno o varios secretos atesorados en nuestra conciencia. Y un secreto se hace peligroso cuando sale a la luz, cuando se lo da a conocer, cuando, en definitiva, deja de ser lo que había sido. / Se puede decir que desde el preciso momento que guardamos un secreto se inicia el accionar de fuerzas ocultas procurando liberarlo. Es probable que sea la subconciencia la que vuelca todos sus esfuerzos para liberar los secretos de nuestra conciencia. ¿Porqué razones damos a conocer nuestros secretos? No soy un especialista en la materia pero se me da por pensar que si esa confesión fue hecha sin meditarla, sin pensarla adecuadamente, es muy probable que sea obra de la subconciencia. Por otro lado, ocurre comúnmente que revelemos nuestros secretos luego de pensarlo detenidamente y a personas que merecen toda nuestra confianza. El problema radica en que, si de por sí ya resultaba trabajoso mantener bajo llave nuestros propios secretos, hacerlo con los ajenos puede convertirse en una lucha épica contra fuerzas poderosas y desconocidas que buscan doblegar nuestra voluntad de silencio. / Cierto es que muchas veces terminamos compartiendo nuestros secretos como una necesidad de alivianar la carga que llevamos. Pero, y en definitiva, un secreto liberado, ya sea de manera involuntaria o meditada, pasa a ser un secreto peligroso. No quiere decir esto que guardado celosamente en nuestra conciencia fuera totalmente inofensivo. Hay secretos que enferman y torturan a sus custodios. / Pero dar a conocer secretos, fuera la razón y el destinatario que fuera, es parte de procesos más amplios y complejos, mecanismos ocultos de la psicología humana, que a veces pueden derivar en situaciones peligrosas, prohibidas o perversas, con consecuencias insospechadas. / El paso del tiempo amplifica las tensiones que producen los secretos atesorados en la conciencia. ¿Qué efectos, qué consecuencias insospechadas podrían causar la liberación de ciertos secretos en el seno de un grupo de amigos que vuelve a reunirse luego de años de desencuentros? //

8 abr 2011

SECRETOS PELIGROSOS. Ricardo

Ricardo tal vez sea el que menos tenga para perder en esta historia. Él es docente. Enseña Contabilidad en el mismo colegio que lo vió hacerse hombre. Se lo ve cansado. Es que suele trabajar doble jornada. Algo más de dinero siempre viene bien pero ese no es el principal motivo de su dedicación profesional. No tiene reparo alguno en confesar a sus amigos y colegas que trabaja tantas horas para evitar permanecer en su casa, viendo y escuchando a su "adorable" mujer. / Ricardo siempre había sido un seductor, un ganador. Su deporte favorito era el chamuyo a toda mujer atractiva que se le cruzase en la vía pública. Solía jactarse de sus conquistas pre y post matrimoniales aunque estas últimas cada vez eran más esporádicas: ¿un intento de sentar cabeza o una pérdida de su talento seductor? Se había casado siendo muy joven, probablemente presionado por la familia de la novia. Sí, el cazador había sido cazado. Pero ese matrimonio jamás funcionó. Más que una relación de amor y compañerismo se asemejó más a un calvario permanente donde Ricardo cargaba la cruz y su mujer empuñaba el látigo. Por lo menos así siempre lo había ejemplificado la supuesta víctima. Según sus propias palabras su mujer era un ser despreciable, primitivo, ignorante y envidioso, y por si faltara otra particularidad para completar el cuadro nefasto, también era una persona extremadamente celosa. Cabría aquí preguntarse si todas esas cualidades personales de la esposa de Ricardo ya estaban presente en ella, y con tanta magnitud, desde antes de su matrimonio con Ricardo o si en realidad se potenciaron con las actitudes y comportamientos de él. Porque lo cierto es que por más que ella intentase una marcación asfixiante, cuerpo a cuerpo, o por más que lo sometiese a interrogatorios feroces cada vez que regresaba de una salida, o que le controlase la hora en boletos de colectivo o tickets de compras intentando una paranoica verificación de la palabra de su marido, Ricardo no iba a dejar sus mañas y trampas así nomás, por el simple hecho de que era un picaflor y cambiar su naturaleza habría sido imposible, salvo que se procediese a cortarle las alas. ¿A quien correspondía entonces la responsabilidad por el fracaso de ese matrimonio? ¿A una de las partes? ¿A ambas partes? Quizás a ninguno de los dos, siendo posible pensar que el destino les jugó una mala pasada

28 mar 2011

SECRETOS PELIGROSOS, 2da parte: amigos

Roberto, Mariano, Pablo y Ricardo se conocían desde los primeros años de la escuela secundaria. Puede decirse que si algo tenían en común fue el bajo perfil, más tímidos Roberto y Mariano, más conversadores Pablo y Ricardo, pero los cuatro formando un grupo que se diferenciaba del resto del curso. Ninguno de ellos tenía un pasar económico distendido, todo lo contrario: muchas veces habían experimentado la sensación del hambre en sus estómagos. Eran tiempos duros para el país, decían por la tv, y la recientemente recuperada democracia no lograba conciliar libertades con prosperidad económica. En el primer año como alumno secundario aún pesaba mucho la herencia de siete años de escuela primaria. Pero a medida que la revolución hormonal comenzaba a librar sus batallas en los campos corporales y mentales de aquellos chicos todo comenzó a ser visto desde otra perspectiva, incluídos ellos mismos. Las precariedades económicas no podían detener el aluvión de juventud y rebeldía que comenzó a brotar en aquellos adolescentes. Unos le daban mayor importancia al cuidado de la apariencia, como ser el caso de Pablo y Ricardo, mientras que otros, Mariano y Roberto, no demostraban tanta obsesión por verse bien. El no tener un jeans a la moda no implicaba un trauma para ellos y sabían sacar ventaja de esos viejos vaqueros gastados que más de una madre hubiese preferido arrojar a la basura. De los cuatro solo Mariano era el que vivía más cerca del colegio. Los demás estaban a varios kilómetros de distancia, por lo que solían trasladarse en colectivo aunque nunca faltaron ocasiones para caminar. Durante los cinco años que duró su educación secundaria conocieron a mucha gente que se fue quedando en el camino, a veces grandes amigos. Pero finalmente la amistad se afianza con aquellos que has compartido tantas vivencias. Seguramente la razón que explica la perdurabilidad de esa amistad entre ellos hay que buscarla en sus años de secundaria. No quiere decir esto que no existieron altibajos o cortocircuitos entre ellos. Seguramente los hubo, aunque por lo general producto de personas o situaciones que no pudieron, o no supieron controlar. Sin duda, los primeros años que continuaron a su egreso del secundario fueron de los mejores. Con plena juventud, con dinero propio, producto de sus primeros trabajos y sin grandes compromisos que les limitara la libertad de hacer lo que quisieran, puede decirse que fueron años dorados