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No soy politólogo, ni sociólogo, ni historiador, ni crítico literario, ni músico. Aunque les confieso que me gustaría ser algo de todo lo que mencione. Si puedo decir que soy escritor y quizás a través de mis palabras pueda de algún modo aproximarme a lo que no soy.

14 jun 2010

DE HISTORIA E HISTORIADORES, parte dos

MOYOCOYATZIN: Eternauta, como bien dices, hay mucha gente que considera aburrida la historia y se tiene la idea generaral de que aprender la historia no sirve para nada práctico. No culpo del todo a quienes así piensan: hay libros de historia de lo más aburrido ya que intentan llenar la cabeza de los lectores con una mezcla de hechos reales y adoctrinamiento. No creo que los mismos autores de tan precarios libros sean pendientes de su error. Tal vez nunca se detuvieron para hacer un análisis serio de lo que les enseñaron a ellos. Afortunadamente ha habido historiadores profundamente más concientes de su trabajo y comprometidos con la veracidad de lo que escriben. Dichos autores no te dicen lo que pasó sino que más bien te presentan los hecheos escuetos y te hacen algunas preguntas oportunas para dejar que seas tu mismo quien piense e investigue. Autores como estos te presentan controversias, tendencias de otros historiadores, errores comunes e incluso te muestran con evidencias las faltas cometidas por omisión de hechos importante o tergiversaciones de los hechos, exageraciones, expresiones tendenciosas, etc. Entonces los lectores como tu o como yo nos deleitamos con esas lecturas donde participamos indagando y criticando las distintas versiones de la historia. Entonces crece nuestra comprensión de los intereses detrás de los hechos, de las causas, etc. Y surgen en nosotros nuevas ideas, se desarrolla la crítica y se engrandecen los conceptos. Ojalá hubieran muchos maestros de historia que en lugar de aburrir a sus alumnos los sacaran de ese sitio lleno de telarañas, adonde se estancan los que no han saboreado la historia y siguen pensando que la historia es aburrida y obsoleta. / ETERNAUTA: Trataré de darme a entender con respecto a lo que venía diciendo. Las ciencias sociales, donde la Historia se incluye, puede pretender recurrir a los métodos que emplean otras disciplinas científicas como la física, la química o la astronomía. Pero en todas estas el Hombre es el sujeto que observa y analiza al objeto de estudio. En la Historia aparece la cuestión, nada despreciable, que el objeto de estudio es, fundamentalmente, es el propio sujeto que estudia, es decir, el hombre. Se podrá decir que la verdad histórica es en definitiva los hechos tal cual ocurrieron y que el historiador debe hallar las evidencias que confirmen que los acontecimientos ocurrieron de tal manera. Pero, a mi manera de entender, esta anhelada neutralidad/objetividad no es posible y lo que enriquecería en verdad a la Historia sería, contrariamente, la subjetividad del historiador. Como tú bien has dicho, uno aprende Historia por la confrontación de autores, de historiadores. Y esto es así porqué más allá de saber que las cosas pasaron de tal manera, el buen historiador, aquel que no se limita a la mera descripción de fechas y eventos, recurre a su subjetividad para dar una interpretación de porqué los sucesos se dieron de una forma y no de otra. La Revolución de mayo o la declaración de la Independencia ocurrieron en un día y en circunstancias que casi todos sabemos, pero lo que no sabemos es que íntereses y que ideologías estaban detrás del accionar de esos hombres. / El historiador también tiene su interés y su ideología. Ello es inevitable y ambos factores inciden enormemente en la subjetividad del estudioso de la historia. Es así como se explica que de un mismo hecho histórico puedan existir tantas interpretaciones diferentes y tan contradictorias. Esto, que para muchos puede llegar a ser irritante y quizás una de la razones que alejan a la gente de la Historia, es para mí fascinante: entender que el hombre actual está haciendo un enorme esfuerzo intelectual por interpretar al hombre del pasado a través de su propia subjetividad y que el interés y la ideología, tanto del hombre del pasado como del actual, adquiere una relevancia crucial para el interesado en la Historia. No sólo análizamos, en virtud de ellas, la subjetividad del objeto de estudio, del hombre del pasado, sino también la del sujeto que estudia, es decir, la del mismo historiador. //