Es cierto que suelo decir que nada es absoluto, que no hay extremos irreconciliables, que no todo es blanco o negro sino que hay matices, variedad de posibilidades.
En todo ello quiero creer pero hay veces que uno debe considerar si es verdad todo eso en lo que cree.
No quiero entrar demasiado en consideraciones religiosas porque, fundamentalmente, no estoy preparado para ello.
Pero debo decir que, a nuestro pesar, la existencia del Bien y el Mal es una posibilidad concreta de accionar y, por consiguiente, de categoria de análisis
Nos suelen decir que en la Historia no hay lugar para la bondad o la maldad, que todo el accionar humano se fundamenta en los Intereses y las Ideologias.
¿Pero es descabellado pensar que junto a esas motivaciones, basicamente racionales, también entren a jugar la bondad y la maldad de los actores?
Podríamos nombrar cientos, miles de sucesos históricos y en la gran mayoria de ellos apreciaríamos la existencia - y la ausencia- del Bien y el Mal como fuerzas motrices de la Historia, incluso superiores a las ideologías e intereses.
Sin embargo, esa apreciación e identificación de motivaciones esencialmente emocionales, como lo son la bondad y la maldad, no es tarea sencilla de alcanzar, principalmente porque siempre privilegiamos un anàlisis racional de los hechos, sin duda influenciados por las filosofías occidentales que han elevado a la Razón al status de nuevo Dios
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Existen varias maneras de evidenciar la existencia de la bondad y/o la maldad pero quizàs sean el Amor y el Odio, respectivamente, sus demostraciones màs puras
Amor y Odio que atraviesan toda nuestra historia política nacional, siendo causas determinantes y decisivas en no pocos hechos y procesos claves de ésta.
En tal sentido, el Amor -o el odio- a la Patria sería, màs allà de cualquier simbolismo romàntico que muchos han vaciado de significado de tanto declamarlo, impunemente, una interesante perspectiva de anàlisis histórico.
Ensayando una caracterización o definición, sin duda demasiado genérica y precaria, de lo que representa el Amor a la Patria diremos que no sólo comprende un sentimiento o pertenencia a un territorio sino también, sobre todo, a una población, es decir, al pueblo.
Es sencillo deducir entonces que, como contrapartida, a lo largo de la Historia hubo quienes evidenciaron un profundo Odio a la Patria.
Son todos aquellos que siempre han privilegiado lo extranjero sobre lo autóctono, los que no tuvieron problema alguno en solicitar protectorados de potencias imperiales u ofrecer extensos territorios del país a otras naciones; los que han pretendido avasallar nuestra soberanía, aliàndose a los invasores; los que han procurado el exterminio de indios y gauchos porque así lo dictaban los principios de una "civilización" en guerra contra la "barbarie" campestre; los que han buscado la postergación de las masas trabajadoras y los que siempre han temido y despreciado todo lo que oliera a popular.
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