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No soy politólogo, ni sociólogo, ni historiador, ni crítico literario, ni músico. Aunque les confieso que me gustaría ser algo de todo lo que mencione. Si puedo decir que soy escritor y quizás a través de mis palabras pueda de algún modo aproximarme a lo que no soy.
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26 jul 2011

BIOLCATI Y SARMIENTO

Leo en el Clarín del 24 de Julio de 2011 que Hugo Luis Biolcati, presidente de la Sociedad Rural, en su discurso inaugural de la 125º Exposición de Palermo, volvió a levantar la bandera de la oposición al gobierno nacional, rodeado de empresarios y de varios de los principales líderes de los partidos políticos opositores. Para los periodistas de Clarín Biolcati volvió a apropiarse de una bandera del progresismo como lo sería la emblemática figura de Domingo F. Sarmiento, uno de los grandes próceres nacionales, siempre según el gran diario argentino. Para Biolcati las ideas de Sarmiento exponen que "aquel proyecto de progreso y abundancia le dejó paso a la Argentina de la pobreza, la injusticia y la exclusión". / Por supuesto que Clarín y no iba a dejar de aprovechar la oportunidad para resaltar aquellos tramos del discurso que son más a fines en su propia lucha con el gobierno nacional, por ejemplo cuando destaca que Sarmiento fue "un periodista defensor a ultranza de la libertad de prensa" , afirmación que le permitió a Biolcati quejarse "de las patotas sindicales que impiden hoy la libre circulación de algunos diarios". CONTINUA

10 ago 2010

BURGUESÍA PRODUCTORA U OLIGARQUÍA VENDEPATRIA?

En las entradas anteriores venía exponiendo sobre la vinculación que Hugo Biolcati, titular de la Sociedad Rural Argentina, había trazado entre la Argentina del Centenario y el pensamiento y accionar de Mariano Moreno y Manuel Belgrano. Según Biolcati, ambos próceres habían dado los primeros pasos para concretar lo que luego se conocería como el modelo agroexportador, que tantos beneficios trajo al país y sus pobladores. Desde éste espacio postulamos una interpretación distinta de la historia argentina. Moreno y Belgrano formaban parte de una pequeña burguesía revolucionaria, jacobina, consciente de sus limitaciones pero que aún así se propuso cambiar radicalmente la realidad de la nación que recién nacía. Para ello ideó un plan global que proponía medidas extremadamente audaces para su tiempo. Tanto fue así que pronto el grupo gobernante se vió cercado por enemigos poderosos, incluso en el mismo seno de la Primera Junta de gobierno. El Plan de Operaciones, elaborado por Moreno y quizás también por Belgrano, ubicaba al Estado en el centro de la economía. Él debía ocupar el rol de una burguesía nacional inexistente. Era un modelo intervencionista, proteccionista e industrialista. Nada más lejos de el modelo imperante en el Centenario. Para corroborar esto recurriré al auxilio de José Pablo Feinman, quien realiza una esclarecedora comparación entre las burguesías de Argentina(o mejor dicho, de Buenos Aires) y las que se enfrentaron en la guerra de Secesión norteamericana. Feinmann nos dice, en primer lugar, una sentencia lapidaria: "Una economía que se condena al monocultivo, pierde. Pierde como perdió el Sur contra el Norte industrialista en Estados Unidos. El destino que las oligarquías criollas le impusieron a la América del Sur fue el que el Sur quería imponerle a la América del Norte: el goce de la abundancia fácil, el monocultivo y el latifundio. La Guerra de Secesión no se hizo para liberar a los desdichados esclavos del Sur". Se pregunta entonces Feinmann: "¿Por qué el Sur quiere separarse de la Unión y desata esa guerra sanguinaria entre 1860-1865? Porque los aristócratas sureños son exportadores de materias primas. Producen, pero no para el mercado interno, sino para el externo. No necesitan "un pais". Necesitan sus campos, sus esclavos y compradores externos. El resto, todo lo elaborado, todo lo producido por la industria, habrán de importarlo. Viven, así, de la naturaleza. No trabajan, trabajan sus esclavos. No producen, produce el suelo. Viven de "la abundancia fácil". El Norte es industrialista. Produce manufacturas, ergo: necesita un mercado interno. Tiene que crearlo. Para crearlo tiene que colonizar su propio territorio. Tenemos, aquí, la Conquista del Oeste. Las carretas de los colonos. Los ferrocarriles. Todo se orienta hacia "adentro". (Comparar el trazado de los ferrocarriles argentinos con los de Estados Unidos. Los argentinos apuntan todos al Puerto: salen de él y regresan a él. Los de Estados Unidos apuntan a la tierra, a lo nuevo, a la nada, a lo que hay que hacer, inventar: un mercado interno, un país. Por cada piel roja que masacraba el furibundo general Custer o quienes fueran como él, el Ejército yanqui, en suma, se ponían cien colonos. Por cada tres mil indios que mataba Juilo A. Roca, dos o tres o cuatro familias recibían enormes territorios para explotación latifundista, oligárquica. Para goce privado y poder político). / El Sur del general Lee se opone al trazado de ferrocarriles al Oeste, a la colonización. ¿Por qué habrían ellos de destinar sus impuestos para eso? ¿Qué podía importarles? Secesión, entonces. El Sur no va a financiar los proyectos expansionistas del Norte. El Sur no necesita expandirse. Sus mercados los tiene afuera, no tiene que crearlos. (...)En Argentina, Carlos Pellegrini y Vicente Fidel López, que protagonizan un debate en favor del proteccionismo y la industrialización contra el librecambio y la economía agroexportadora, han sido totalmente derrotados. / Una simetría impecable: La Guerra de Secesión norteamericana termina en 1865. Ahí, exactamente ahí, Mitre y el Brasil inician la campaña militar contra el Paraguay manufacturero de los López. "En vuestras bayonetas llevais el librecambio", dice Mitre a sus soldados. Aquí, la guerra la ganó el Sur. La ganó el país agroexportador, oligárquico, el país del monocultivo, enemigo de la industrialización, del mercado interno. ¿Para qué quería Buenos Aires un mercado interno? LA BURGUESÍA PORTEÑA NO ERA MANUFACTURERA COMO LA BURGUESÍA DE LINCOLN. No era productora, importaba mercaderías y las metía en el mercado interno arruinando todo posible intento de surgimiento manufacturero. Para entendernos: basta de decir que alguna vez Argentina fue un gran país. Para que tal cosa sea posible es necesaria una clase productora progresista, moderna, industrialista, con la mirada vuelta hacia adentro y no hacia afuera. Nosotros tuvimos una oligarquía agrícolo-ganadera que hizo una ciudad y un puerto: Buenos Aires. El país funcionó en tanto funcionó ese esquema precario, elemental: el de la abundancia fácil. El granero del mundo. Esa es la "nostalgia" argentina. No bien los términos de intercambio se inclinaron decididamente en favor de los productos industriales; no bien, luego de la crisis del 29, los viejos compradores de la silvestre riqueza argentina decidieron no comprar, la "grandeza nacional" se hizo añicos. ¡Si habrá sido vano y arrogante y hueco ese festejo del Centenario!" //

8 ago 2010

MARIANO MORENO, BURGUESÍA Y BIOLCATI

Decía en entradas anteriores, en relación directa con el discurso que diera Hugo Biolcati, titular de la Sociedad Rural Argentina, que la burguesía que llega al poder en Mayo de 1810 es radicalmente diferente a la que gobernará el país a partir de 1860. /Siguiendo el análisis que hace Norberto Galasso en "Mariano Moreno, el sabiecito del sur", hay que decir que aquellos hombres, que participaron en las jornadas que culminarían con la formación de nuestro primer gobierno patrio, pertenecían a una pequeña burguesía jacobina. Es una burguesía revolucionaria inflamada por las nuevas ideas que vienen desde Europa, especialmente desde Francia, dónde la Revolución de 1789 ha comenzado a modificar las sociedades. Dice Galasso: "...aquella pequeña burguesía francesa o aquellos desharrapados de París que habían logrado tumbar "el viejo orden", aquellos que tomaron La Bastilla, abrieron un camino histórico por el cual avanzó impetuosamente la burguesía francesa dispuesta a consolidar esas banderas del liberalismo revolucionario y usufructuarlas bajo sus propias perspectivas.(...) En cambio, ¿qué burguesía nacional existe detrás de Moreno y sus amigos? ¿Qué poder puede llevar a cabo la tarea de unificar estas enormes extensiones, trazar rutas de transporte y atarlas a través de vínculos económicos, unificando nacionalmente a esta parte del imperio español que tiene la misma lengua, el mismo origen histórico, las mismas costumbres y un territorio contiguo que son las condiciones necesaria para conformar una nación?". Ciertamente en aquel entonces no existía esa clase social. Pero la Junta le había encomendado a Moreno la elaboración de un plan global que delineara los objetivos inmediatos y mediatos del proyecto revolucionario. Seguramente que habrá pasado muchas horas de aquellas jornadas "intentando desentrañar alguna forma, algún instrumento que permitiera darle impulso a la revolución, así como lo tuvo la inglesa o la francesa. En más de una oportunidad se habrá preguntado si nuestro destino, como el de España, sería el de la postración, la frustración reiterada, al no lograr descifrar el enigma de la esfinge: ¿cómo, cuándo, de qué modo, promover el crecimiento económico y la consolidación de la democracia y la soberanía popular? Finalmente, el 31 de agosto de 1810, presenta su Plan de Operaciones a consideración de la Primera Junta de Gobierno y obtiene el consenso de sus compañeros. El Plan traza los objetivos generales que persigue la revolución y analiza la manera posible de instrumentación, especialmente en los planos político y económico y en las relaciones internacionales". / A los efectos de esta entrada solo diremos, por ahora, que el Plan de Operaciones contenía una serie de medidas de increíble audacia para 1810. "Si no existe la burguesía -parece haber pensado Moreno- el Estado deberá ocupar su lugar", adelantándose así en más de un siglo a los procesos políticos del Tercer Mundo que propondrían la misma salida. Pero, ¿y la acumulación del capital? ¿Con qué recursos el Estado se convierte en empresario y centro de la actividad económica? "La solución consiste -para Moreno- en apropiarse de "cerca de 500 o 600 millones de pesos" pertenecientes a los mineros del Alto Perú". Dice Galasso al respecto: "En principio, esta propuesta, visiblemente atentatoria de la propieda privada, llama la atención porque no resulta usual en la artillería ideológica del liberalismo de principios de siglo. Sin embargo, una consecuente interpretación de las banderas revolucionarias del 89 francés -como la hicieron Babeauf y sus amigos a través de "la conspiración de los iguales"- conduce a estas posiciones donde lo burgués decae en favor de lo igualitario". /
En definitiva, lo que se aprecia es que la pequeña burguesía jacobina liderada por Moreno tenía todas las intenciones de ejecutar un plan nacional, intervencionista, proteccionista y estatizante. "Él se corresponde estrechamente con las medidas adoptadas por el morenismo gobernante aunque la derrota, en diciembre de 1810, impide completar la faz económica fundamental -expropiaciones de mineros- que el mismo Plan preveía "una vez consolidado el Estado sobre bases fijas y estables". Pero sus pasos más enérgicos -desde la ampliación de la revolución hasta ajusticiamientos, destierros y confiscaciones- ya están puestos en marcha hacia fin de año, consolidando así el apoyo de sus partidarios pero, al mismo tiempo, generando, por su audacia y peligrosidad, no sólo el odio de los sectores acaudalados, sino también el repliegue y disentimiento de los grupos moderados dentro del frente democrático." / ¿Dónde está entonces el Moreno que Biolcati pretendió presentar como uno de los sustentos ideológicos del modelo agroexportador, de la Argentina del Centenario? El secretario de la Primera Junta y el titular de la SRA no se habrían llevado nada bien. Mariano Moreno no era uno de esos políticos que privilegiaban la moderación; caracteristica indispensable en todo buen político, siempre según el ideal de Hugo Biolcati. Moreno me recuerda a otros gobernantes, más actuales, los cuales también suelen ser tildados de autoritarios e intolerantes. //