31 de julio de 2012. Continuando entonces con estas reflexiones que vengo desarrollando en los ultimos dias, debo decir que mi gusto por la lectura de la historia, la nacional sobre todo, fue impulsando cada vez mas una necesidad de escribir sobre ella, junto a ciertas consideraciones que hacen a la coyuntura politica.
Sucede que se me dificulta pensarlas por separado a pesar de que sean disciplinas que tratan sobre temporalidades distintas.
Historia y Politica me resultan fascinantes por su aporte al conocimiento del hombre y de la sociedad que les ha tocado vivir. Su complementación resulta clave para iluminarnos sobre procesos de mediano y largo plazo junto a las coyunturas mas inmediatas y apasionadas.
Podriamos decir que la Historia corre con cierta ventaja en el sentido de la "frialdad" para procesar la información, producto del distanciamiento temporal entre los hechos del pasado y eł hombre que los estudia en el presente. Aunque muchas veces esa supuesta ventaja se va al tacho al verse la interpretación histórica desbordada por el calor de las pasiones, las cuales, hay que reconocerlo, se originan en las ideologias politicas.
Quisiera que nadie tome a mal mi atrevimiento de escribir sobre nuestra Historia desde perspectivas poco usuales y, desde lo cognitivo, muy precarias. No esperen profundos analisis o extendidos desarrollos.
Lo mio es mas bien un abordaje muy personal, reflexivo, tendiente a encontrar algunas respuestas y, sobre todo, a ampliar mis propios conocimientos sobre el pasado y el presente de nuestra Patria. Por esto es que mis escritos no pretenden ofrecer saberes sino mas bien mostrarme receptivo a las enseñanzas de los demas.
Seguramente ya lo dije más de una vez, pero nunca está de más destacar los modos que uno desarrolla y adquiere los conocimientos históricos. Una de las estrategias, quizás mi predilecta, consiste en la lectura de diversos autores que traten una etapa determinada. Quizás algunos puedan suponer que esto representa un problema, por las distintas perspectivas ideológicas que evidencian quienes escriben sobre Historia.
Sin embargo, soy de la creencia que las lógicas maneras de interpretar el pasado representan la posibilidad de acceder a otros puntos de vista, que jamás consideraríamos al leer autores identificados en una misma corriente de pensamiento.
Entonces, el verdadero desafío consiste en procesar todo lo que uno lee y elaborar nuestra propia interpretación de la Historia. No es tarea sencilla ya que esas interpretaciones muchas veces podran ir mutando, por el simple pero necesario hecho de las nuevas lecturas que encaremos.