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No soy politólogo, ni sociólogo, ni historiador, ni crítico literario, ni músico. Aunque les confieso que me gustaría ser algo de todo lo que mencione. Si puedo decir que soy escritor y quizás a través de mis palabras pueda de algún modo aproximarme a lo que no soy.
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23 ene 2011

¿FICCIONES DE UNA MEMORIA? parte 5: Los tres mosqueteros

"Jueves 2 de junio de 1988: Antes de ir a gimnasia fui a lo de Adrian, para darle un trabajo escolar. Luego fuimos al colegio y jugamos un ratito al fútbol. Después corrimos 3 vueltas a la manzana haciendo un tiempo de 5 minutos con 38 segundos. Continuamos luego con piques de a cuatro pibes. Finalizada la hora de Educación Física algunos fuimos a la casa de Adrian. Yo agarré mi carpeta, le dí unas hojas a Gonzalez y me fui. Al pasar detrás del colegio vi que en su interior estaban pateando Oscar, Leo y Pedro. Me uní a ellos y terminamos haciéndole un partidito a unos pibes que andaban por allí, a los cuáles ganamos". / Ese pequeño y sencillo recuerdo me da pie para intentar construir una imagen algo más compleja, por el distanciamiento temporal que ha transcurrido, de esos tres grandes amigos que tuve en el 4to año del secundario. La primera impresión que me causaron, al comenzar a tratarlos, fue que eran como los tres mosqueteros: todos para uno y uno para todos. Se podía apreciar entre ellos sólidos lazos que los unía. Una especie de energía vital hacía que se presentasen ante nosotros como un bloque casi indestructible. Una característica los identificaba: los tres eran repetidores del mismo año. Esa situación, sumado al hecho de que eran, al menos, un año mayor que el resto, los distinguió desde el principio. No obstante, no fueron esas particularidades las decisivas al momento de la conformación del gran grupo humano de 4to 1ra. Es que si ellos representaban a los tres mosqueteros, nosotros, sus compañeros de curso, vinimos a ser el D'Artagnan necesario para la imprescindible complementación entre ellos tres y los dos grupos que provenían de diferentes terceros años. / Es decir entonces, que si existió algún recelo o duda entre ellos y nosotros, desapareció para siempre a poco de iniciadas las clases. Los tres eran dueños de fuertes personalidades que los distinguía. Eran carismáticos y seductores por naturaleza. Si a ello le sumamos que Oscar y Leo eran los más altos del curso, era practicamente imposible evitar llamar la atención. Además no eran personas tímidas. Todo lo contrario. Siempre estaban atentos, inquietos, opinando o haciendo una broma . Pedro, sobre todo, tenía un humor particular, por momentos ácido, que hacía que permanentemente uno se sintiera alegre. Leo también era bastante jodón pero ojo con hacerlo calentar por que se armaba. Oscar no se quedaba atrás en simpatía, picardía y seducción y su vozarrón le permitía hacerse escuchar. Era un líder natural. / Pero muchas veces ocurre que estar en el centro de todas las miradas, ser el eje donde giran todas las relaciones de grupo, te termina obnubilando, encegueciendo, aislándote de todo y de todos. Sin embargo, "H", Pedro y Leo jamás cayeron en esa desgracia de creerse superiores a los demás. Quizás apreciando ese hecho es dónde uno puede ver la complementación entre los Tres Mosqueteros y D'Artagnan. Nosotros necesitábamos de ese centro de irradiación que fueron esas personalidades tan fuertes, tan luminosas y seductoras, porque uno, que tuvo un perfil más bajo, una personalidad más apagada, siempre le es gratificante ser aceptado y protegido. Pero ellos tres también se dieron cuenta, inconcientemente, que nos necesitaban allí, cerca, para poder darnos toda su energía, todas sus ganas y alegría. Fueron sabios al hacerlo humildemente, sin pretender jamás ser más que sus amigos. //

22 ene 2011

¿FICCIONES DE UNA MEMORIA? parte 4

Finalmente, luego de 36 días de huelga docente, el miercóles 20 de abril de 1988 se iniciaba el tan esperado año escolar. Sí. Realmente para un adolescente que aún no puede salir a trabajar y que termina saliendo a la calle porque en su casa se aburre y se siente encerrado, lo mejor que podía pasarle era volver al colegio. Las obligaciones escolares terminaban siendo un mal menor frente al anhelo de estar con sus amistades, los seres que más lo comprendían en éste mundo. / "Salí con Rubén de mi casa a las 7.30 hs. Al llegar al colegio ya todos estaban dentro, en el patio, pero aún no habían formado. Saludé uno por uno a mis compañeros y nos formamos. La directora dijo unas palabras alusivas, recitamos la oración a la bandera y luego fuimos al curso. De las chicas del año pasado sólo quedaron Rodriguez Ana, Berger (Benitez se había equivocado al incluirla en el grupo de los que no habían pasado de año), Toledo, Pueher, Parera y, aunque hoy faltaron, Coca y Marmori. De los varones faltó unicamente Gonzales. Eramos 9. De la otra división, la que se uniría a nosotros para formar el cuarto año contable, eran 9 varones y 13 chicas, pero creo que faltaron una o dos. Somos en total 40 : 17 de 3ro 1ra y 23 de 3ro 4ta. Ambos terceros formaron 4to 1ra". / Ya el día 25 de abril dejaba asentado que nos habían visitado promotores de empresas de turismo para el viaje de egresados a Bariloche. Pero aún era muy pronto para tomar una decisión al respecto. Hacia fines de abril registré que hacía varios días que tenía a Gonzales como compañero de banco. A mi me trataba bien pero recuerdo claramente que tuvo varios incidentes con algunos de los pibes y día a día parecía ganarse el desprecio de la mayoría. / Para el 17 de mayo habia obtenido mi primer uno del año al decirle a la profesora de Merceología que no había estudiado. "A las 17.15hs tuvimos la primer clase de Gimnasia con el quinto año de la mañana. Luego de la clase fuimos cerca de la casa de Adrian, dónde aún existían unos terrenos baldíos y jugamos al futbol hasta las 18.10 hs. Estaban Adrian Orlando Lombardo, que no jugó, Manuel "manolo" Fernandez, Roberto "lola" Esquivel, Rafael "fita" Perchivale, Gabriel Abalos, Jaime Calderón, Pedro Lebran y Leo Hagler". / Estoy seguro que todas esas instancias de reuniones fuera del ámbito escolar contribuyeron enormemente para conocernos tal cual era cada uno y solidificar lazos de amistad que, en muchos casos, aún perduran al día de hoy. A Adrian lo conocía bien. Durante los siete años de escuela primaria había sido mi mejor amigo. Pero los tres primeros años de secundaria actuaron, a pesar de cruzármelo por los pasillos del colegio, como un período de distanciamiento y al volver a estar juntos en el 4to año tuve que redescubrir muchos aspectos de su personalidad y hasta de su apariencia física. Esa relativa madurez que yo creía percibir en mí también se estaba produciendo en mis compañeros y amigos. De a poco ibamos dejando la ingenuidad que traíamos de la escuela primaria y que se prolongaba durante los primeros años de secundaria y comenzabamos a formar una personalidad más madura, más avasallante en algunos casos, más engreida y carismática otros, con la certeza de que nuestra juventud nos daba fuerzas para intentar llevarnos el mundo por delante. En Adrian me sorprendió enormemente la construcción de esa personalidad, partiendo incluso de una nueva identidad ya que siempre lo había conocido por uno solo de sus nombres. Ahora se sentía cómodo utilizando sus dos nombres con amplia libertad. El otro aspecto en que noté el gran cambio fisico que había experimentado fue, además del natural crecimiento de su cuerpo, en el nuevo look que tenia. Tengo en un rinconcito de mi memoria su imagen con el cabello corto y laceo. Ahora mostraba una cabellera digna de un león. Por lo demás continúo siendo la gran persona de siempre. Generoso con los amigos, humilde y optimista, un tipo con una gran sonrisa y que siempre tendió la mano a quien la necesitaba. //

21 ene 2011

¿FICCIONES DE UNA MEMORIA? parte 3

El año 1988 habría de significar una bisagra en mi vida. Ese verano había viajado de vacaciones a Tucumán, luego de trece años desde la última vez que habíamos estado alli, y el trato y las salidas con mis primas mayores habían actuado en mi definitivamente. Me sentía algo más maduro, seguro de mi mísmo. En marzo de ese año se iniciaban mis dos últimos años de secundaria en la Escuela de Educación Media N°2 Don Luis Piedrabuena de San Francisco Solano. Mi familia vivía a sólo diez cuadras de la calle principal de la ciudad así que, salvo los días de fuertes lluvias, íbamos caminando al colegio. Y digo "íbamos"porque desde el año 1986 mi hermano Rubén comenzó a ser mi acompañante en esas caminatas. El lunes 21 de marzo escribí en mi diario personal: "Hoy debían comenzar las clases para los alumnos secundarios, pero continúa vigente el paro docente. Cuando llegué a la esquina del banco Credicoop, dónde siempre nos reuníamos antes de ingresar al colegio, lo encontré a Moyano. Luego llegó Caceres y después Gimenez. Más tarde llegó Calderón y me dijo que se había cambiado del pedagógico al contable. Me dijeron que Benitez y Escobar, junto con Pietracone y Gallardo, que fueron "echados" del colegio, han quedado en el camino. / Después entramos adentro y la directora dijo unas palabras, seguramente tratando de explicar las razones que impedían el inicio normal de las clases. Al salir lo encontramos a "Pacha" y fuimos para la casa de Tupone. Estuvimos un rato charlando y luego nos fuimos junto con Tupone hasta la parada del colectivo ya que él tenía que ir a Quilmes. / De tercer año hemos quedado 10 varones: 4 del primer año (Caceres, Gimenez, Tupone y yo); 3 del segundo año (Moyano, Pacha y Esquivel); y 3 del tercer año (Alfieri, Calderón y Gonzalez). Se dice que de mi división del año pasado repitieron 13 o 16" / Por aquel entonces, y salvo que hubieses repetido uno o más años, la secundaria tenía una duración de 5 años para los bachilleres contable o pedagógico y de 6 años para quienes decidían ir a una escuela técnica. Esa situación de tener que elegir entre el bachiller contable y el pedagógico cuando llegabas al cuarto año potenciaban el carácter de bisagra que destaqué al inicio del relato. Y en cuarto año, además, y como en los dos años anteriores, se sumaban a tu grupo los alumnos que venían de un tercer año diferente al tuyo. Ya ese 21 de marzo de 1988 hacía especulaciones de cuantos seríamos en cuarto año y de quiénes serían mis nuevos compañeros: "De los varones del otro tercero vi como a ocho pibes pero seguramente han de faltar algunos. Así que sumaremos como 20 varones". Ese cálculo estuvo muy cerca de la realidad ya que, finalmente, terminamos siendo 19 varones en el cuarto año contable del turno mañana. / En esos años de secundaria y adolescencia, la amistad, al igual que el amor, adquiere preponderancia descomunal, absoluta. Todo, o casi todo, gira en torno de los amigos. Son durante esos años que se edifican las amistades más duraderas y también dónde se derrumban las más efímeras, las más precarias. Durante mis tres primeros años en el Piedrabuena había forjado una poderosa amistad con Carlos Alberto Benitez. De pronto, antes de iniciar el cuarto año me encontraba con la noticia que no había pasado de año. Así lo reflejé ese 21 de marzo de 1988: "A las dos de la tarde fui a la casa de Benitez, y las versiones se confirmaron. Había repetido. Cuando llegué a su casa estaba durmiendo. Un rato antes había regresado desde la capital. Había ido a buscar trabajo. También se inscribió en una escuela de Quilmes, en el turno noche. Le pedí unas cosas que le había prestado el año pasado, conversamos un buen rato y nos despedimos. Antes de hacerlo me contó que repitieron Gianico, Serrano, Rodriguez Marcela, Spadano, Berger, Aragón, Zabala y otras más. Quizás Ramirez también repitió". //