BIENVENIDOS

No soy politólogo, ni sociólogo, ni historiador, ni crítico literario, ni músico. Aunque les confieso que me gustaría ser algo de todo lo que mencione. Si puedo decir que soy escritor y quizás a través de mis palabras pueda de algún modo aproximarme a lo que no soy.

13 jul 2010

LA SONRISA DE GARDEL

Unas repugnantes moscas revoloteaban sobre la torta de cumpleaños de la hermana de Juancito. Su madre y sus tías parecían no darse por enteradas de situación tan incómoda. Estaban en otra, fascinadas con la presencia de un joven y "fachero" cantante de tangos.

Resultaba muy llamativo que en la fiesta por los 15 años de una chica que se la pasaba todo el día escuchando cumbia y reguetón se presentase un show tanguero. Quizás fue una imposición del padre, o quizás un capricho transgresor de la jovencita, vaya uno a saber; lo cierto es que el tipo tenía la pinta de Gardel, cantaba como Gardel y, como si fuese poco,¡ tenía la sonrisa de Gardel!

Los expectadores quedaron instantaneamente hipnotizados y el patio de la casa se transformó velozmente en una pista de baile donde las parejas danzaban mágicamente con la voz y la melodía que emanaban de aquel morocho del Abasto.
Era un patio amplio el que tenían los Miranda y con la llegada de más vecinos e invitados la fiesta pareció alcanzar su punto más alto. No obstante algo cambió cuando, sin querer, Juancito y yo, en una de nuestras tantas correrías por el lugar, nos tropezamos con el estuche de la guitarra del cantante de tangos. El estuche se abrió y sin poder detener nuestra caída terminanos aplastando unos pequeños ídolos que estaban en su interior. Si me apuran un poco diría que esas figuras eran la representación en miniatura de la familia Miranda, Juancito incluido.

Lo que siguió después fue como si el mismo diablo se hubiese presentado en el lugar. Una imagen sobrevino a otra y todos observaron aterrados como la sonrisa de Gardel dió paso a un gutural alarido de bronca: "¡Malditos mocosos!" nos gritó mientras teníamos la impresión que nos iba a derretir con la mirada. De su boca moscas y más moscas comenzarón a salir y cubrieron a toda persona y objeto del lugar. De la nada un fuertísimo viento presagiaba tormenta. Gracias a Dios una de las ráfagas de ese viento huracanado se llevó consigo al impostor de Carlitos. Sí, así de fugaz apareció y así se fue. Nunca se supo quien lo había contratado, pero los Miranda conservan bajo siete llaves su guitarra, como un testimonio de que el mal siempre busca las maneras más insólitas de hacerse presente entre nosotros.

5 jul 2010

CRISTINA Y LOS FUSILAMIENTOS DE BELGRANO.

El domingo 27 de junio, en un artículo de Susana Viau para el diario Clarín, se hace referencia a unas afirmaciones realizadas por la Presidenta de la Nación, en Rosario y en ocasión del acto del dia de la bandera. Se dice allí que en el discurso oficial (en realidad lo califica de "mensaje propagandístico") predominaron dos elementos: " el elogio del conflicto y un populismo cargado de contradicciones". Según Viau "la presidente se empeño en mostrar un Manuel Belgrano no "dulcificado" por la tontera historiográfica y habló del Exodo Jujeño, de los humildes que lo acompañaron quemando sus miserables pertenencias para que no cayeran en manos enemigas y de los ricos que se negaron y "a los que Belgrano fusiló por traidores a la Patria". El tono dejó de ser didáctico y se asemejó a una advertencia. Al punto que, de inmediato, la presidente se curó en salud y dijo: "No es levantar el conflicto por el conflicto mismo...Pero muchas veces, cuando hay que tocar intereses poderosos(...)para poder ejercer la solidaridad con los pobres hay que tomar decisiones que molestan a los que más tienen". / Continúa entonces Viau diciendo que "el fusilamiento es algo más que una "molestia" y esa alabanza de la tensión nada tenía que ver con el personaje homenajeado" y resalta "para los Kirchner la excepcionalidad es regla y el estado de guerra la normalidad. Belgrano, por el contrario, empleo la violencia muy a su pesar y en situación límite. Lo hizo no solo contra los ricos sino también contra los pobres que se resistieron a sacrificar sus pocas cabras, porque -y allí radica el populismo de la presidente- la pobreza puede ser un atenuante pero no es un estado de beatitud. El jefe del Ejército del Norte era implacable en el combate pero no era un perseguidor; tuvo el don de la generosidad con los derrotados de Tucumán y eligió siempre el diálogo, aunque lo intuyera infructuoso. La presidente pudo haber contado, porque ciertos ejemplos hacen de la política una profesión honorable, que el abogado que asumió contra su naturaleza un destino militar era hijo de uno de los hombres de mayor fortuna de Buenos Aires, llegó al poder riquísimo y se alejo de él en la miseria. No es un cuentito que a falta de dinero pagó con su reloj al médico que lo atendía". / Hasta aquí lo escrito por Susana Viau para el diario Clarín. / ¿Qué piensan ustedes de todo esto? La primera reflexión que se me ocurre es que aquí tenemos una clara evidencia de la inevitable relación entre Historia y Política de la que vengo hablando en anteriores entradas. También podemos apreciar como la Historia es empleada según las ideologías e intereses de cada uno. La autora pretende posicionar a Belgrano como un representante del sector moderado, dialoguista. De los que buscan el consenso diriamos hoy. Y con ello resaltar la conflictividad natural de nuestra presidenta. Es uno de los caballitos de batalla de la oposición. Pero, sinceramente, ya comienzan a aburrir con ese argumento. / Los contextos de los tiempos de Belgrano y los actuales pueden presentar particularidades abismales. Pero las cuestiones humanas de fondo son basicamente las mismas, la lucha por el Poder, el conflicto entre intereses, la utilización de diversos medios, ya sea la guerra o la política, para concretar los objetivos, etc. Leyendo el artículo de Susana Viau me preguntaba si no será ella quién en realidad quiso darle un sentido didáctico a sus palabras. Porqué a decir verdad la Presidenta no tenía porque referirse a todo lo que la autora menciona. La historia de Manuel Belgrano es fascinante y abarca muchísimos relatos que podrían ser contados. ¿Cual sería el problema si Cristina Fernández de Kirchner buscó en verdad darle a sus palabras un tono amenazante? ¿Acaso la Patria no tiene sus enemigos? El final de la existencia de Manuel Belgrano lo sabemos (o deberíamos saberlo) todos. No se conoce tanto sobre los fusilamientos que ordenó. Me queda la duda de los que supuestamente ordenó contra los pobres que se negaron a seguirlo. Viau habla de la generosidad con los derrotados de Tucumán. Sin embargo, cuenta Pacho O'Donnell en Historia Confidencial, "en la acción de Tambo Nuevo, cuando varios soldados patriotas, al mando del entonces sargento Lamadrid, apresan a una compañía española y descubren entre los prisioneros a algunos que, despues de la batalla de Tucumán, habían jurado no volver a tomar las armas en contra de la revolución. Entonces los fusila, y manda que se les corten las cabezas y, clavadas en picas, fuesen llevadas lo más cerca posible del campamento enemigo para que su visión sirviese de escarmiento." Si Belgrano recurrió a medidas tan drásticas se explican en las características del contexto histórico en que vivió. Por suerte algo hemos avanzado como sociedad y el fusilamiento ya no es un recurso legítimo. Pero la Política debe suministrar herramientas que les permita a los gobernantes enfrentar a los poderes que buscan disminuir o directamente anular su capacidad de acción.