BIENVENIDOS

No soy politólogo, ni sociólogo, ni historiador, ni crítico literario, ni músico. Aunque les confieso que me gustaría ser algo de todo lo que mencione. Si puedo decir que soy escritor y quizás a través de mis palabras pueda de algún modo aproximarme a lo que no soy.

12 mar 2013

DISPUTÁNDOLE LAS PALABRAS AL PODER

Cuatro de la mañana, tomando el obligado café para no sucumbir ante el cansancio.
Agotamiento físico y mental que no contribuye a esclarecer sobre qué escribir. Pero algo debo decir, algo debo proponer reflexionar o debatir, posicionándome desde un marco teórico y/o en mis convicciones.

Y mis dedos permanecen suspendidos sobre el móvil desde el cuál me comunico con las comunidades virtuales, a la espera de algún mágico hechizo que logre que las teclas alfanúmericas comienzen a plasmar mi pensamiento en la pantallita del celular.

Y entonces tomo conciencia de ese miedo que sienten algunos escritores al proponerse escribir: el de la hoja en blanco que parece hablarles con una mezcla de burla y soberbia. Pero al poco tiempo, esos escritores, dejan sus dudas y temores de lado y comienzan a escribir.

Algo parecido me pasa a mí, aun sin considerarme al nivel de ellos, pero sabiendo que la mayoría de nosotros, los que escribimos, recibimos desde algún lugar, quizás desde lo más profundo del universo, un misterioso impulso a apropiarnos de las palabras para crear mensajes, discursos y actuaciones que le den sentidos a la existencia humana; sentidos que no suelen ser del agrado del Poder, en especial del mediático o comunicacional, ya que su primordial objetivo es la creación de un discurso que penetre nuestras conciencias, y así "lavarnos el cerebro", eliminando toda idea crítica, todo proceso reflexivo de la realidad, y de la historia, claro, procurando la naturalización de la miseria, la exclusión, explotación y aniquilamiento de amplios sectores de la humanidad.

La resistencia del escritor reside en no dejarse atrapar por el discurso envolvente y succionador del Poder, descifrando sus verdaderos sentidos y, sobre todo, disputándole el control de las palabras, materia prima con la que el Poder nos manipula y domina.

Ven ustedes como esas dudas y miedos, planteadas al inicio, dieron paso al avance arrollador de las palabras?
No me digan que no hay algo de mágico en todo ello!

8 mar 2013

AMOR, MUERTE, PUEBLO.

EL reciente fallecimiento del presidente de Venezuela, Hugo Chavez, me lleva a plasmar en este medio algunas reflexiones sobre diversas cuestiones, siempre vinculados al Poder y la Muerte.

En mi post anterior escribía sobre el Amor y el Odio, es decir, la bondad y la maldad, y su influencia en los procesos y hechos de nuestra Historia Politica.
Me ha quedado como marcado a fuego una anécdota que contó alguna vez el padre Carlos Mugica. Según narraba, él y sus compañeros del Seminario celebraron con entusiasmo el derrocamiento del "Tirano" Juan Domingo Perón, por la "Revolución (?) Libertadora (?!)", en el 55. "Fuí un Furioso Gorila" reconoció varias veces el sacerdote.
Sin embargo, para sorpresa de esos hombres que se preparaban para servir a la iglesia de Dios, la mayor instancia de Amor divino sobre la Tierra, pudieron advertir, ni bien producido el golpe de Estado que alejó a Perón del Poder, que los más humildes y marginados lloraban y penaban desconsoladamente la suerte corrida por su líder, y la de ellos mismos.
Aquello fue un click, un llamado de alerta, para que Mugica comprendiera que allí, en el llanto de los sectores humildes y trabajador, residía una formidable forma de Amor, la del pueblo a sus líderes democráticos y revolucionarios.
Años más tardes, Carlos Mugica sería uno de los hombres que vendría en el vuelo que traía a Perón de regreso al país.

En Venezuela, como en todo lugar y tiempo donde exista un líder popular muerto o exiliado, deben estar las masas de hombres y mujeres sufriendo esta gran pérdida que ha acontecido, sin poder comprender porqué les ha tocado semejante destino.
Y estarán también los que celebran, los que alzan copas paran brindar por los nuevos tiempos que suponen vendran, los que miran con profundo desprecio, por tv o sus altas ventanas, a esa muchedumbre que se amontona para despedir a otro líder populista que se va.

CONTINÚA

4 mar 2013

EL BIEN Y EL MAL EN LA HISTORIA ARGENTINA

Es cierto que suelo decir que nada es absoluto, que no hay extremos irreconciliables, que no todo es blanco o negro sino que hay matices, variedad de posibilidades.
En todo ello quiero creer pero hay veces que uno debe considerar si es verdad todo eso en lo que cree.
No quiero entrar demasiado en consideraciones religiosas porque, fundamentalmente, no estoy preparado para ello.
Pero debo decir que, a nuestro pesar, la existencia del Bien y el Mal es una posibilidad concreta de accionar y, por consiguiente, de categoria de análisis

Nos suelen decir que en la Historia no hay lugar para la bondad o la maldad, que todo el accionar humano se fundamenta en los Intereses y las Ideologias.
¿Pero es descabellado pensar que junto a esas motivaciones, basicamente racionales, también entren a jugar la bondad y la maldad de los actores?

Podríamos nombrar cientos, miles de sucesos históricos y en la gran mayoria de ellos apreciaríamos la existencia - y la ausencia- del Bien y el Mal como fuerzas motrices de la Historia, incluso superiores a las ideologías e intereses.
Sin embargo, esa apreciación e identificación de motivaciones esencialmente emocionales, como lo son la bondad y la maldad, no es tarea sencilla de alcanzar, principalmente porque siempre privilegiamos un anàlisis racional de los hechos, sin duda influenciados por las filosofías occidentales que han elevado a la Razón al status de nuevo Dios

                        * * *

Existen varias maneras de evidenciar la existencia de la bondad y/o la maldad pero quizàs sean el Amor y el Odio, respectivamente, sus demostraciones màs puras
Amor y Odio que atraviesan toda nuestra historia política nacional, siendo causas determinantes y decisivas en no pocos hechos y procesos claves de ésta.
En tal sentido, el Amor -o el odio- a la Patria sería, màs allà de cualquier simbolismo romàntico que muchos han vaciado de significado de tanto declamarlo, impunemente, una interesante perspectiva de anàlisis histórico.

Ensayando una caracterización o definición, sin duda demasiado genérica y precaria, de lo que representa el Amor a la Patria diremos que no sólo comprende un sentimiento o pertenencia a un territorio sino también, sobre todo, a una población, es decir, al pueblo.

Es sencillo deducir entonces que, como contrapartida, a lo largo de la Historia hubo quienes evidenciaron un profundo Odio a la Patria.
Son todos aquellos que siempre han privilegiado lo extranjero sobre lo autóctono, los que no tuvieron problema alguno en solicitar  protectorados de potencias imperiales u ofrecer extensos territorios del país a otras naciones; los que han pretendido avasallar nuestra soberanía, aliàndose a los invasores; los que han procurado el exterminio de indios y gauchos porque así lo dictaban los principios de una "civilización" en guerra contra la "barbarie" campestre; los que han buscado la postergación de las masas trabajadoras y los que siempre han temido y despreciado todo lo que oliera a popular.

CONTINÚA

1 mar 2013

EL BIEN Y EL MAL EN LA HISTORIA POLÍTICA ARGENTINA

Es cierto que suelo decir que nada es absoluto,que no hay extremos irreconciliables, que no todo es blanco o negro sino que hay matices, variedad de posibilidades. En todo ello quiero creer pero hay veces que uno debe replantearse si es verdad todo eso en lo que cree. No quiero entrar demasiado en consideraciones religiosas sencillamente por no estar capacitado para ello. Pero debo decir que, para pesar de muchos, la existencia del Bien y el Mal es una posibilidad concreta de accionar y, por consiguiente, de categoría de análisis. Nos dicen con frecuencia que en la Historia no hay lugar para la bondad o la maldad, que todo el accionar humano se fundamenta en Intereses y/o Ideologías. ¿Pero es descabellado pensar que junto a esas motivaciones, básicamente racionales, también entren a jugar la bondad y la maldad de los actores? Podríamos nombrar cientos, miles de sucesos históricos y en la gran mayoría de ellos apreciaríamos la existencia - y la ausencia- del Bien y el Mal como fuerzas motrices de la Historia, incluso superiores a las Ideologías e Intereses. Sin embargo, esa apreciación e identificación de motivaciones, como lo son las que se originan en la bondad y la maldad, esencialmente emocionales, no es tarea fácil de alcanzar, en parte por que la dimensión espiritual tiene desconocidas y misteriosas formas de actuar y en parte también porque siempre privilegiamos un análisis racional de los hechos, sin duda influenciados por las filosofías occidentales que han elevado a la Razón a el status de nuevo Dios. Existen varias maneras de evidenciar la existencia de la Bondad y/o la Maldad pero quizás sean el Amor y el Odio, respectivamente, sus demostraciones más puras. Amor y Odio que atraviesan toda la Historia Política Nacional, siendo causas determinantes y decisivas en no pocos hechos y procesos claves de ésta. En tal sentido, el Amor -o el Odio- a la Patria sería, más allá de cualquier simbolismo romántico que muchos han vaciado de significado de tanto declamarlo impunemente, una interesante perspectiva de análisis histórico. Ensayando una caracterización o definición, sin duda demasiado genérica y precaria, de lo que representa el Amor a la Patria, diremos que no sólo comprende un sentimiento o sentido de pertenencia a un territorio determinado sino que también, sobre todo, a una población, es decir, a un pueblo.